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lunes, 18 de junio de 2018

La Liliput iraní

Por Gladys

A inicios del siglo XVIII el clérigo y escritor islandés Jonathan Swift se haría famoso tras la publicación de su libro “Los Viajes de Gulliver”. En este clásico de la literatura universal, el protagonista vivía un sinfín de aventuras a través de sus innumerables viajes. Uno de ellos lo llevó a la isla de Liliput, donde fue hecho prisionero por una raza de personas de un tamaño doce veces menor que un ser humano, es decir, de menos de 15 cm de altura. Ahora bien, aunque este país solo puede ser visitado en los libros, en Irán existe un lugar que tuvo pobladores con características muy parecidas, la ciudad de Majunik.

Descubrimientos arqueológicos hacen pensar que en este lugar, conformado por trece aldeas, incluida Majunik, alguna vez estuvo situada la "Ciudad de los enanos". De hecho, hasta hace más o menos un siglo, algunos de los residentes del poblado (una aldea de 1500 años ubicada a unos setenta y cinco kilómetros de la frontera con Afganistán, en la Provincia de Jorasán del Sur) medían nada más un metro, aproximadamente cincuenta centímetros por debajo de la estatura promedio de la época. De acuerdo con los reportes de los investigadores, Majunik formaba parte de la antigua civilización Aratta, en la que las personas eran de muy baja estatura y que se desarrolló en el año 6 mil antes de Cristo.

Asimismo, en 2005 fue encontrado en la región un cuerpo momificado que medía veinticinco centímetros. Los estudios forenses no fueron capaces de determinar a ciencia cierta la edad exacta de la momia, pero se estima que en el momento de su muerte habría tenido entre 16 y 17 años, lo que confirmaría las hipótesis de la existencia en el pasado de un Liliput real. “Los restos de las pequeñas estructuras evidencian que este antiguo pueblo albergaba a personas enanas”, señalaron los arqueólogos involucrados en el año 2005. No obstante, algunos estudiosos afirmaron que la momia en realidad pertenecía a un bebé prematuro muerto hace unos 400 años. En lo que todos los arqueólogos sí parecen estar de acuerdo es en que las generaciones anteriores de residentes de Majunik sí eran mucho más pequeñas que lo normal.

La causa fundamental del enanismo en la zona pudo haber sido la desnutrición. La crianza de animales siempre ha sido muy complicada en esta región seca y desierta. Además, la única agricultura posible era la de nabos, trigo, cebada y una fruta parecida al dátil llamada jujube. Los habitantes de Majunik subsistían a base de simples platos vegetarianos. Otro aspecto radicaba en su inexplicable rechazo al té, uno de los símbolos de la cocina iraní. Según Ahmad Rahnama, nativo del lugar, a mediados del siglo XX la construcción de carreteras y la propagación de los vehículos permitió que los habitantes de la zona pudieran acceder a ingredientes llegados de otras partes de Irán, como arroz y pollo. "Cuando llegaron los vehículos la gente pudo empezar a traer comida de los pueblos vecinos, así que pronto hubo para comer algo más que pan y nabos”, refiere Rahnama.

A día de hoy, la mayoría de los setescientos residentes residentes de Majunik son de estatura promedio, aunque perduran los recuerdos del pequeño tamaño de sus antepasados. De las doscientas casas de piedra y barro del casco histórico de la villa, entre 70 y 80 son extraordinariamente chiquitas, con alturas que oscilan entre los 1,50 y los 2 metros, sin hablar de los cielos rasos que en algunos casos no superan el metro y medio.

En la actualidad, la vida en la aldea tampoco es muy fácil que digamos: la escasa agricultura existente se ha visto aquejada en los últimos años por causa de la sequía, obligando a los habitantes más jóvenes a partir en busca trabajo. “Hoy los jóvenes se marchan a las ciudades vecinas para trabajar y traer dinero y comida. Las mujeres hacen algunos tejidos, pero fuera de eso no hay trabajo", señala Rahnama. Los habitantes más viejos, por su parte, dependen de los subsidios del gobierno. No obstante, a pesar de las difíciles circunstancias, los pobladores confían en que la arquitectura única de la aldea logrará atraer a cada vez más visitantes y que el turismo ayudará a crear algunos negocios y puestos de trabajo. Los habitantes de Majunik aspiran a lograr la prosperidad que existía en Liliput.