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jueves, 21 de junio de 2018

Mejor no comer en lo que se posó una mosca

Por EvelynR

Sin dudas, las moscas son insectos que nos causan mucho desagrado pues sabemos sus hábitos de vida, pero lo más común es que si las vemos aterrizando cerca de algún alimento, la espantemos y ya. Sin embargo, esto es un gran error. Y es que, según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Pensilvania, la Universidad Tecnológica de Singapur y la Federal de Río de Janeiro, estos insectos son portadores de enfermedades mucho más dañinas de lo que se pensaba.

La investigación estudió microbiomas de 116 moscas domésticas y de especies de todo el mundo, determinando que la común porta hasta cinco millones de bacterias en sus patas y alas, las cuales han ido recogiendo mientras se posaban en otros lugares y dichas bacterias se transfieren fácilmente a las superficies donde se posan.

La basura, excrementos y animales muertos son parte de su dieta habitual; y esto hace que sean eficaces portadoras de microorganismos patógenos. Además, este tipo de mosca usa procedimientos repugnantes para conseguir que los alimentos le resulten digeribles, pues como no tiene dentadura para triturar sus objetivos, suelen escupir o defecar sobre ellos y las sustancias que liberan sirven para disolver pequeñas porciones de comida. La realidad es que las moscas no sólo transportan gérmenes hasta la mesa de tu comedor, sino que también dejan sobre ella sus propios residuos.

Estos insectos son hasta 2 veces más sucios que las cucarachas y transmiten más patógenos. La diferencia entre esos dos insectos es que los primeros se alimentan de materia podrida y los segundos de restos de comida. Así lo indicó el entomólogo Ron Harrison, director de servicios de la empresa Orkin de Estados Unidos, que realizó una encuesta que revela que solo un 3 por ciento de los comensales dejarían de comer por la presencia de una mosca.

El problema más grave se da cuando los microbios que transportan las moscas entran en contacto con alimentos no cocidos, lo que favorece el crecimiento de bacterias. Según el estudio, las moscas que habitan en las ciudades portan más gérmenes que las de áreas rurales.

La higiene es significativa si queremos evitar contagios como la salmonela, el tifus, el cólera, las lombrices intestinales o el Helicobacter pylori, un patógeno que provoca úlceras en el intestino. Sin embargo, nuestro organismo posee los mecanismos para destruirlos en la gran mayoría de los casos.

Harrison explica que casi siempre, ver una mosca sobre la comida no significa que haya que tirarla. No hay duda de que transportan bacterias, virus y parásitos a la comida, pero un simple toque no debería activar una reacción en cadena que lleve a que una persona sana enferme. Cuanto más tiempo pase, mayor es la probabilidad de que dejen bacterias en los alimentos y ahí sí pueden aumentar los riesgos para nuestra salud.