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martes, 19 de junio de 2018

Consumir aceite de girasol, pero con moderación

Por Anitaa

El aceite de girasol ofrece varios beneficios al cuerpo humano; sin embargo, también ocasiona prejuicios, coinciden especialistas. Su consumo prolongado afecta al hígado, hasta el punto de que puede desarrollarse una esteatosis hepática (hígado graso) no alcohólica, enfermedad por la que se inflama la grasa del hígado y que puede derivar en una cirrosis hepática o incluso en cáncer.

Esa fue la conclusión de un estudio realizado en ratones por investigadores españoles. Los expertos proporcionaron a los roedores de laboratorio comida rica en diferentes aceites (girasol, oliva y pescado), señaló el trabajo divulgado en la revista Medicalxpress.

Monitorizaron los cambios orgánicos realizando varias pruebas que abarcaron, entre otras cosas, estudios de anatomía patológica y el análisis del genoma hepático, para determinar cómo evolucionaba su alimentación. Al decir del autor principal, José Luis Quiles, a medida que se envejece, la grasa se va acumulando en el hígado, pero lo más llamativo es que el tipo de grasa que se acumula es diferente según la alimentación.

Esto hace que, a pesar de ese cúmulo, unos hígados lleguen a la vejez más sanos que otros y con una mayor o menor predisposición a sufrir ciertas patologías, explicó. En esta pesquisa los autores descubrieron que los ratones que consumían el aceite de oliva resultaron tener un hígado más saludable en comparación con el de los que recibían alimentos ricos en aceite de girasol, que frecuentemente desarrollaba fibrosis y cambios ultraestructurales.

Asimismo, encontraron que el de pescado catalizaba los procesos de oxidación -relacionados con el envejecimiento- y ralentizaba el transporte de electrones en las mitocondrias.

Uno de los principales beneficios de consumir aceite de girasol es que protege las células del organismo del cáncer que provocan los radicales libres, refieren sitios especializados. Es rico en vitamina E, la cual ayuda a prevenir enfermedades como el asma, la artritis reumática y el cáncer del colon. Reduce el riesgo de sufrir infartos y también quema el colesterol disfuncional.

La vitamina E presente en el aceite de girasol también actúa como un hidratante que ayuda a las células a retener agua. Por esta razón se usa mucho en productos de higiene y en cosmética. Ayuda a proveer al cuerpo de una frontera protectora que resiste cualquier invasión infecciosa en bebés pre-término.

Sin embargo, es rico en ácidos grados polisaturados, que pueden reaccionar con el organismo oxidando la sangre y dañando las arterias. El exceso de estos ácidos también puede elevar los niveles de presión arterial, causando trastornos en los riñones y otras complicaciones severas.

El consumo excesivo de este tipo de aceite puede causar obesidad, dolores en las articulaciones y diabetes. Igualmente el exceso en su ingesta puede provocar cáncer de próstata y en mujeres menopáusicas cáncer de seno.