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martes, 5 de junio de 2018

¿Podríamos vivir dentro de La Luna?

Por Camila.Mayo

Después de numerosos estudios y constantes búsquedas, científicos del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) han concluido que existe en la Luna una posible zona que podrían habitar los seres humanos. La afirmación surgió luego de que fueran analizadas nuevas imágenes del satélite natural de la Tierra realizadas por el orbitador de reconocimiento lunar de la NASA, en las cuales se observan lo que parecen ser varios túneles en la superficie, formados del origen volcánico del mismo satélite. Los científicos consideran que es posible que en dichos conductos haya algún tipo de fuente de combustible para viajes interestelares y que por sus condiciones en ellos se podría dar cobijo a las personas en un futuro.

La historia de estos refugios de la humanidad que ahora descubren los científicos se remonta a los orígenes de la propia Luna. Según las teorías más aceptadas, este satélite se formó a partir de la colisión entre un cuerpo (se presume que de un tamaño similar a Marte) y la Tierra en su estado joven (repleta de lava). El impacto trajo por consecuencia que se rompieran algunos trozos ardientes de la Tierra y se dispersaran, los cuales luego y por la acción de la órbita gravitacional de nuestro planeta, se unieron lentamente formando la Luna. Se piensa que en los primeros años de su creación, el satélite se caracterizó por una gran actividad volcánica, pero que el paso del tiempo hizo que las temperaturas fueran disminuyendo progresivamente, provocando que la lava que circulaba en el interior de la Luna circulara cada vez por conductos vez más comprimidos.

En la medida en que la cantidad de lava iba disminuyendo, más túneles quedaban al descubierto. Algunos que estaban cercanos a la superficie se derrumbaron, dejando a la luz otras estructuras más profundas. Precisamente, gracias a estos huecos o ‘tragaluces’, como le llaman los científicos, se conoce desde hace un tiempo la existencia de los túneles de lava lunar. Según reseña el sitio Muy Interesante, previamente habían sido identificados unos 200 tragaluces, los cuales son muy diferentes de los cráteres, aun cuando a primera vista y para los no entrenados luzcan semejantes. La primera y más notable diferencia es el origen, pues los cráteres son ocasionados por asteroides y meteoros.

Las últimas fotografías del satélite han mostrado tres nuevas claraboyas, ubicadas en la parte superior de la Luna (de 15 a 30 metros de ancho), y que han abierto la especulación sobre lo que pudiera encontrarse en estos nuevos túneles, dada la zona en la que se encuentran. Al estar agrupados en los polos del satélite, que tienen características muy similares a sus pares terrestres en lo que respecta a su constante sombra y bajas temperaturas, estos túneles podrían contener reservas de agua y otras sorpresas. Los polos de la Luna han sido catalogados como “trampas frías” por ser un sitio donde el agua podría haberse acumulado durante milenios, de ahí que los investigadores esperen que los túneles bajo la superficie faciliten el acceso al hielo aprovechable. El hielo podría ser la clave de la supervivencia en ese ambiente, ya que podría hidratar a un astronauta o ser utilizado como combustible para impulsarlo al espacio, utilizando el hidrógeno contenido en las moléculas de agua. Sin lugar a dudas, además, estos túneles podrían ser un buen refugio para los futuros colonizadores, quienes se protegerían allí de la radiación cósmica.

Pero para poder realizar tan complejas maniobras en condiciones difíciles se requiere de un fuerte entrenamiento, es por esa razón que las agencias espaciales están utilizando los túneles subterráneos de lava en la Tierra. La intención es volver a la Luna en unos años para analizar en profundidad el territorio y las condiciones de los túneles, por lo que los túneles terrestres, aunque no son exactamente iguales, constituyen una buena estrategia de preparación para esa misión. En nuestro planeta los tubos de lava pueden tener casi 30 metros de diámetro, sin embargo el entorno de gravedad más baja en la luna podría determinar que los túneles tengan un kilómetro (o más) de ancho y cientos de kilómetros de longitud. Precisamente esta condición es la que ha hecho sugerir a los científicos que en ellos pudieran vivir asentamientos humanos enteros.

Si podemos dominar túneles lunares, mudarnos a Marte puede ser mucho más fácil, manifestó el doctor Pascal Lee, investigador de SETI que descubrió estos nuevos tragaluces. De acuerdo con el investigador el propio Planeta Rojo también parece tener túneles subterráneos de actividad volcánica, por los cual la experiencia de la Luna sería esencial, pues estos podrían albergar el futuro de la raza humana en Marte.