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jueves, 28 de junio de 2018

La psicología moderna tiene siglos de historia

Por Miss GD

El estudio de la psicología y el llamado conocimiento y diferenciación de los fenómenos o acontecimientos psicológicos son tan remotos como el propio origen de la ciencia en general. En su más antiguo concepto, la psicología, como tratado de la propia alma humana, existe desde que la humanidad comenzó a hacer lo que conocemos como filosofía y ciencia. La psicología más general, llamada un tiempo después psicología filosófica o psicología metafísica.

Durante su etapa primaria de desarrollo, la psicología aparece sometida a la concepción general del Universo. Sólo poco a poco logra alcanzar cierto grado de precisión, y se va introduciendo no sólo la observación sino también la propia experimentación, haciendo de ella una disciplina diferenciada, con un objeto claramente delimitado, que se aborda ya de manera empírica, ya experimentalmente, ya filosóficamente.

Los propios Sócrates y Platón plantearon el problema fundamental del ser humano y de su vida anímica. Los conocidos como msensible y mundo inteligible eran vistos en términos de lejanía y es que el alma quien establece el lazo de unión entre el auténtico ser y el llamado engañoso mundo de lo sensible.

Con Aristóteles se crea la psicología como ciencia filosófica, y se llega a conocimientos que permanecen válidos en la actualidad, como pueden ser: el problema relativo al modo de conocimiento o la distinción entre las vidas vegetativa, sensible, y la racional.

Su tratado Sobre el alma constituye una verdadera y completa investigación científico-natural de los procesos biopsíquicos, aunque, como era habitual en las especulaciones de la época, intervengan otros elementos que no proceden de la experiencia directa, o que dependen de su peculiar concepción del Universo.

En resumen, el pensamiento de Aristóteles afirma que psique se identifica con vida y pensamiento racional humano, pues atribuimos vida a un ser cuando algunos de estos procesos tiene lugar en él: razonar, percibir, movimiento y quiescencia en un lugar, respiración, pulso, digestión, crecimiento y pensamiento.

Por ello se dan tres niveles de lo anímico: el vegetativo, el sensorial y el racional. De la percepción y la representación se origina la tendencia, pues donde hay percepción por supuestos hay también placer y dolor, y donde éstos existen se da necesariamente el deseo. Los estudios de Aristóteles influyen de manera decisiva en la tradición filosófica posterior. Al traducirse sus escritos al árabe y de éste al latín medieval, a partir del comienzo del siglo XIII, los estudios psicológicos son bastante sintetizados por los autores de ese siglo.

De todas esas síntesis, la que ha persistido en la psicología moderna es la de Santo Tomás de Aquino, que de manera esencial distingue cuatro modos de relacionarse el humano con el mundo: vegetativa, sensitiva, intelectiva y apetitiva.

En esa distinción, Santo Tomás concede una atención y trato especial al ser humano en sí. De la humanidad es cualidad la potencia de razonar y la de querer la intrusión del alma en el cuerpo humano por la obra de Dios.

Por tanto, como el ser humano solo por el entendimiento y la voluntad libre puede llegar a Dios, Santo Tomás estudia como humano su alma intelectiva, dedicando una pequeña atención al componente del mecanismo animal del humano en favor del estudio de la facultad superior. Esta postura tradicional sigue teniendo una influencia activa en la psicología moderna en muchos autores, entre los que citemos a Viktor Frankl y a Régis Jolivet.

Pero con el transcurso del tiempo del estudio puramente metafísico o filosófico de la psicología se va llegando a un intentar reconstruir la síntesis general o filosófica con la mirada puesta en estudios más particulares de tipo empírico, como vemos en el famoso Descartes.

Éste considera a la realidad compuesta de dos especies fundamentales: la extensa y la pensante, la primera gobernada por un puro mecanicismo y la segunda por la libertad; pero no consigue conectarlas de manera adecuada, derivando de él racionalismos materialistas o espiritualistas. Christian Wolff fue el primero que, sistematizando el racionalismo de Leibniz, distinguió entre la psicología empírica y psicología racional, continuando así la desconexión racionalista; y de esa síntesis wolffiana arranca el controversial Kant para elaborar su discutido pensamiento.