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jueves, 31 de mayo de 2018

La contaminación marítima en el Pacífico

Por javierpratts

Entre California y Hawái, en las inmediaciones del Océano Pacífico, se puede detectar una enorme mancha de basura que afecta de manera significativa la vida al fondo del mar. Como las llamadas islas de basura, lejos de las grandes ciudades se encuentran flotando en el agua ya bastante contaminada, numerosos desechos.

Botellas de plástico, juguetes, dispositivos electrónicos o más bien piezas de estos, redes para pescar y miles de millones de fragmentos de diversos desechos flotan a sus anchas en las aguas del Pacífico. Todo esta basura suman cerca de ochenta y siete mil toneladas de desechos, de acuerdo a lo reportado recientemente por un equipo de investigadores, especialistas en el diagnostico de la contaminación del medio ambiente. Esta zona es conocida como la Gran Mancha de Basura del Pacífico, un enorme espacio circular repleto de desechos donde se acumulan numerosos objetos de la vida diaria de los seres humanos que son arrastrados hasta la zona por las corrientes marítimas.

Los especialistas aseguran que las partículas del plástico y de otros desechos se desintegrarán en algún momento, sustancias que pueden ser consumidas por los peces y que finalmente llegarían a nuestros platos, como inevitable consecuencia de la cadena alimenticia. De esta forma, no solo estamos afectando el ecosistema de peces y arrecifes al fondo del mar, sino que también estamos incidiendo negativamente en nuestra alimentación.

Esta no es la única mancha de este tipo presente en los mares de nuestro planeta. En disimiles partes de nuestras aguas, podemos encontrar estas denominadas islas basura que contaminan aún más el ecosistema de los seres vivos de esas zonas. Situación que se suma a las altas cifras de contaminación de diverso tipo, que terminaran por asfixiar a las especies de animales, incluyéndonos a nosotros como seres humanos. Seremos finalmente los mayores perjudicados como resultado de nuestra propia actividad irresponsable. Por lo que se vuelve necesario, cada vez con más fuerza, el poner todas las fuerzas internacionales en función de frenar la contaminación medioambiental. Que no sea solamente un asunto de debate en convenciones y conferencias, que se vuelva ya una prioridad para todas las administraciones gubernamentales, principalmente en la de los países desarrollados quienes más tienen que ver con el problema existente y son quienes tiene igualmente más recursos para solventarlo.