¿Combatirías el dolor de espalda sin medicamentos?
Una de las grandes problemáticas que preocupan a los sistemas de salud, sobre todo de países desarrollados, es el uso desmedido de medicamentos para tratar el dolor, muchos de ellos con características altamente adictivas. El abuso de los opioides, por ejemplo, alcanza ribetes preocupantes. El caso de Estados Unidos es ilustrativo al respecto, llegando a consumir anualmente hasta el 99 por ciento de la producción global de hidrocodona, empleada para tratar dolores moderados o severos. El uso de opioides en este país es considerado una epidemia nacional, aunque no existe aún una voluntad real de las autoridades sanitarias para combatirla.
Por ello, quizás métodos alternativos y de medicina tradicional para tratar diferentes dolencias han tomado auge en los últimos tiempos, como paliativo de los farmacológicos. Muchos galenos, han comenzado a promover entre sus pacientes estas prácticas, que van desde modos de vida más saludables y activos, hasta el uso de procedimientos milenarios como la acupuntura.
El dolor de espalda es una de las dolencias globalmente más extendidas. Según estadísticas ofrecidas por la Organización Mundial de la Salud, una de cada diez personas lo padece y aunque pueda parecer habitual y sea considerado como algo menor, constituye una de las principales causas que impide a alguien realizar su trabajo. Actualmente existe un consenso ente la comunidad médica en que es mejor no recurrir a la medicación para tratarlo, lo cual no quiere decir no recurrir a un especialista, pues antes de iniciar cualquier método alternativo deben descartarse causas específicas como infecciones, fracturas y cáncer.
Explicado por el Servicio Nacional de Salud británico (NHS, por su sigla en inglés) el dolor de espalda, en la generalidad de los casos no es consecuencia de nada serio y suele mejorar con el tiempo.
Por su parte, en el camino por erradicar la seria problemática con el abuso de medicación en Estados Unidos, el Colegio Estadounidense de Médicos (ACP, por sus siglas en inglés) modificó algunas directrices en 2017 y estableció para los doctores que evitaran la prescripción de recetas de analgésicos y opioides, sugiriendo que los pacientes debían probar terapias alternativas antes de medicarse con antinflamatorios y opioides. En este camino, estas tres recomendaciones para tratar una de las dolencias mundiales más extendidas, como es el dolor de espalda, sin medicación, nos parece oportuno.
El primer paso de este ABC es mantenerse activo. Y aunque pudiera parecer la mayor de las obviedades, y que es como el agua bendita, que sirve para todo; lo ciento es que los especialistas aseguran que es el camino más expedito para salir más rápido de una crisis de espaldas. Aseguran que los largos períodos de reposo, más que ayudar, pueden empeorar el dolor. Correr, yoga, Pilates, natación, e incluso ejercicios en bicicleta, pueden marcar la diferencia de una pronta recuperación. Pero siempre, claro, luego de haber sido autorizado o prescrito por un médico.
Para la Clínica Mayo, una de las más famosas en Estados Unidos, la fisioterapia es la piedra angular de la rehabilitación en el camino de combatir el dolor. Las técnicas de liberación muscular, los tratamientos de calor, el ultrasonido, la estimulación eléctrica, la acupuntura, los masajes, entre otros, se encuentran entre los más populares y efectivos para aliviar dolores. El último elemento a tener en cuenta, y no menos importante son los tratamientos paralelos, aquellas cosas que puedes hacer en el hogar para hacer más llevadero el dolor hasta que desaparezca. Entre ellos, se encuentran dormir de costado con una almohada entre las piernas, o bocarriba, con varias debajo de las rodillas; aplicar calor o frío sobre la zona afectada y mantenerte positivo en cuanto a que al cabo de varas semanas el dolor pasará.
El uso de analgésicos, extendido y popularizado, ofrece una solución rápida y momentánea a los dolores que los hace ser el camino más socorrido. Pero en los tiempos actuales la línea entre su uso y abuso parece haberse difuminado, en aras de, para muchas personas, poder mantener el ritmo vertiginoso de la vida contemporánea.
