Lecturas deportivas desde Cuba (I)
Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla dijeron adiós hace unos días y Cuba perdió el liderazgo regional. Tras una clausura muy colorida, a ritmo de música, baile y alegría, los colombianos despidieron un evento que dejó para ellos notas negativas desde el punto de vista atlético luego de no cumplir sus pronósticos.
Además, la cita regional dejó para la historia el regreso de México a la cima de la tabla de medallas y para Cuba un resultado que no conocía desde el año 1966. Las opiniones sobre la actuación de la comitiva cubana son diversas y la mayoría no son favorables. Abandonar la primera posición no resulta un trago fácil de digerir, mucho menos después de la cuarta posición en los Panamericanos de Toronto-2015.
En Cuba y en su movimiento deportivo, hay trabajo que hacer, queda muchísimo trabajo por hacer, aun cuando llame la atención que esto sea algo que sabemos hace bastante tiempo y no siempre hemos puesto manos a la obra.
Claro queda que es necesario un mayor apoyo económico, sin demeritar el impulso incondicional que siempre ha recibido el deporte del estado, pero también es necesario rescatar la práctica masiva de la actividad física, recuperar las instalaciones, contar con entrenadores que antaño demostraron preparación y meditar cada paso… Esos son otros elementos que no se pueden olvidar.
La solución de las dificultades no se encontrará rápidamente y mucho menos sin planes concretos y consensuados. Habrá que tener paciencia en pos de recuperar el terreno cedido y por qué no, recuperar también la capacidad humana pérdida. No es hora de criticar, si no de sugerir, no es hora de dividir o fraccionar, es hora de ser prácticos e inteligentes, de abrirnos al mundo para que el mundo nos vea, porque si en algo todos estamos de acuerdo, es en que el talento deportivo del cubano es reconocido, y eso tiene que verse como una de sus principales fortalezas.
Cuba es sinónimo de victoria en materia de deportes. Los nombres están ahí, son muchos y sagrados. El presente no es el mejor, pero sí habrá que luchar para tener un futuro mucho mejor, como ese pasado glorioso, brutal.